LIQUIDACIÓN X CIERRE

GRUPO DE ARTE CALLEJERO

27.10.17 - 10.02.18 / Sala PAyS

Curators: Florencia Battiti – Cecilia Nisembaum

Cuando en 1999 el Grupo de Arte Callejero (gac) ganó el Concurso Internacional de Esculturas del Parque de la Memoria, aquello que la crítica concebía como «arte político» era muy diferente a lo que el grupo hacía. El gac como colectivo de artistas se había conformado dos años antes, en 1997, impulsado por el reclamo de los docentes que ayunaban en la Carpa Blanca frente al Congreso. Desde entonces, el espacio público es el ámbito en el que sus acciones se llevan a cabo, acciones que siempre tienen como disparador la irrefrenable necesidad de salir a la calle: para visibilizar la impunidad (los escraches, por ejemplo, en el contexto de vigencia de las «leyes del perdón») o para apoyar la resistencia de alguna minoría frente al abuso de poder.

Así, con solo dos años de funcionamiento como colectivo de arte y activismo, el GAC se convertía en el ganador más joven de un concurso que premió sus Carteles de la Memoria, la instalación que puede verse hoy a lo largo de la franja costera del Parque de la Memoria. Para varios de los que estuvimos involucrados en la producción de esta obra,
la propuesta resultaba sin duda potente y eficaz pero, al mismo tiempo, trasuntaba un cierto exceso pedagógico, una subrayada intención didáctica. Camuflados tras los códigos de señalización vial, proponen un recorrido secuencial por la historia argentina reciente pero, a diferencia de las señales viales que confían su poder comunicacional en la imagen, la mayoría de los carteles del gac se encuentran acompañados por textos que, a modo de anclaje, privilegian un sentido sobre todos los que la imagen podría desencadenar. ¿Acaso el arte no se expresa a través de metáforas, alusiones y ficciones poéticas? El GAC, sin embargo, se mostraba más preocupado por la claridad de su mensaje
que por la elaboración de formas para figurar el mundo. «Lo único que le pido al arte», decía León Ferrari en 1965, «es que me ayude a decir lo que pienso con la mayor claridad posible (…). Es posible que alguien me demuestre que esto no es arte; no tendría ningún problema, no cambiaría de camino, me limitaría a cambiarle el nombre: tacharía arte y
lo llamaría política, crítica corrosiva, cualquier cosa…»1. Así problematizaba Ferrari los complejos y dinámicos vínculos entre el arte y la política en virtud de la necesidad de replantear los significados de las obras y la eficacia con la que esos significados eran transmitidos al público.

Como vemos, hacia fines de los años ’90, las prácticas artístico-políticas del GAC no solo podían ser leídas como herederas de una genealogía que se remonta a la vanguardia de los años ’60, sino que, además, carecían de los prejuicios y la solemnidad que cultivaban algunos artistas políticamente comprometidos. En honor a la verdad, también carecían de los reparos que algunos de nosotros aún guardábamos en relación con las formas en que el arte podía o debía abordar problemáticas como las del terrorismo de Estado. Es que, visto retrospectivamente, ya por entonces el gac se había desmarcado completamente del «arte político» (y quizás, también, del arte a secas, por más que participara en un concurso de esculturas para el espacio público) para construir, en cambio, una identidad visual singular pero compartida, acuñada al calor de los acontecimientos políticos y sociales, una poética que redefine en cada instancia los vínculos entre el arte y la política y que fomenta la reapropiación de sus estrategias por parte de otros grupos con intereses afines.

Hoy, al verlas trabajar, discutir, pero sobre todo proyectar, resulta inevitable pensar que, quizás, hay algo de verdad en la bella letra del tango Volver y que entonces veinte años no sean nada para estas jóvenes mujeres artistas, activistas, docentes y militantes que sostienen un compromiso (sí, un compromiso consigo mismas y con el grupo por tantos
años) imposible de concebir sin los fuertes lazos y vasos comunicantes que se asientan en la amistad en tanto sistema de producción, en tanto modalidad de trabajo y de vida que se opone por el vértice a la lógica del intercambio económico y que implica, a cada paso, la indispensable negociación de singularidades en pos de los intereses y objetivos colectivos. Porque resulta por demás evidente que su concepción de la creatividad difiere enormemente de la que se cultiva en el mundo del arte. Así hacen las chicas del GAC, entre complicidades, deseo, fiesta y activismo callejero, ideando sus propios recursos, forjando sus propias estrategias, articulando su hacer con otros, sin detenerse demasiado a pensar si lo que hacen es arte, política, militancia, activismo, pedagogía o la irreverente combinación (o más bien combustión) de todo ello.

Florencia Battiti
Curadora PDM 

El GAC se formó en 1997, cuando algunas de nosotras éramos estudiantes de Bellas Artes, y decidimos agruparnos para trabajar y producir por fuera de los espacios tradicionales del arte, motivadas por la lucha docente de la Carpa Blanca. Al año siguiente, comenzamos a participar en los escraches de la agrupación h.i.j.o.s y, en 1999, nuestra obra Carteles de la Memoria fue seleccionada para ser emplazada en el Parque de la Memoria. Dos grandes líneas temáticas
atraviesan principalmente nuestras intervenciones: por un lado, la denuncia de los crímenes de lesa humanidad
cometidos por la última dictadura cívico-militar y la genealogía del genocidio en Argentina y, por otro, la lucha contra las políticas neoliberales. Por lo general, nuestros lenguajes se basan en la tergiversación de los códigos urbanos, considerando los aspectos locales y territoriales en su dimensión física, social y subjetiva. Nuestro trabajo retoma saberes populares y es de carácter anónimo, generado siempre a partir de procesos colaborativos. Como colectivo, nos
reconocemos como parte de una genealogía de prácticas artístico-políticas que tuvieron lugar en varios países de
Latinoamérica en el marco de la lucha contra el imperialismo y las dictaduras en los ‘60, ‘70 y ‘80; pero también, como parte de un movimiento que llega hasta el presente y se proyecta en las futuras resistencias. Hemos participado en
exposiciones y actos institucionales en varios países, entre los cuales cabe mencionar: la 50° Bienal de Venecia
(2003); Ex Argentina, Museo Ludwig, Colonia, Alemania (2004); Cartografías Disidentes, seacex (2008-2009); festejos
del Bicentenario, Buenos Aires (mayo 2010); Panteón de los Héroes, Fundación Osde, Buenos Aires (2011); Nuevas Realidades Video-Políticas, ciudades de España y América Latina (2012-2013); Cartografías Poéticas de la Memoria, Centro Cultural Haroldo Conti, Buenos Aires (2012); Disobedient Objects, Victoria&Albert Museum, Londres (2014); Resistance Performed, Migros Museum, Zurich, Suiza (2016). En 2009 publicamos el libro Pensamientos, prácticas
y acciones del gac, Ed. Tinta Limón.