MEMORIAL
LUIS CAMNITZER
26.03.11 - 26.06.11 / Sala PAyS
Curadora: Florencia Battiti
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Leer entre líneas ¿Pueden las páginas de una guía telefónica convertirse en un lugar de memoria? Si entendemos los contra-monumentos como instancias en las que la/s memoria/s no concluyen cristalizadas sino como procesos incompletos que acusan la mutabilidad de sentidos que otorgamos al pasado, podremos leer el Memorial de Luis Camnitzer como un ejercicio antimonumentalista, una estrategia que intenta presentar lo inenarrable y brindar a los que ya no están, no un epitafio entre los muertos, sino un lugar entre los vivos.
En términos estéticos, la operación es simple, reductiva y austera. El gesto autoral es programáticamente mínimo y modesto. Al intercalar alfabéticamente en la guía de teléfonos los nombres de las personas desaparecidas durante la dictadura militar en Uruguay, se actualiza tanto la experiencia de la ausencia física de cientos de personas como la denuncia por la falta de justicia ante su desaparición por parte del Estado[1].
La elección del dispositivo a intervenir no resulta inocente: Camnitzer literalmente “hace espacio” entre los nombres de los actuales ciudadanos uruguayos para introducir la presencia insoslayable de quienes fueron privados de sus derechos primero y de su propia vida después. En sintonía con una línea de trabajo que abarca ya cinco décadas, Camnitzer concibe a la palabra como un elemento visual primordial en su propuesta y resignifica objetos y contextos de uso cotidiano al utilizarlos de manera no ortodoxa.
Fue la historiadora del arte Andrea Giunta, quien sugirió ciertas relaciones entre esta obra y el Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado situado en el Parque de la Memoria en Buenos Aires[2]. En efecto, tanto la pieza de Camnitzer como el MVTE se organizan cronológica y alfabéticamente en listados dinámicos, móviles, que permiten la inclusión de un nuevo nombre o la corrección o modificación de algún dato. Ambos, a su vez, se proponen como instancias abiertas e irresueltas que dan cuenta de la compleja tarea de recopilación de información sobre los desaparecidos debido a la metodología represiva utilizada por el terrorismo de Estado y de la condición de antimonumentalidad −entendiendo ésta como una forma que no se clausura en sí misma− que ambos asumen.
Como toda práctica artística eficaz en términos éticos y estéticos, Memorial instala interrogantes. ¿De qué modo dar cuenta, desde el arte, de la condición de los desaparecidos? ¿Cómo sería la realidad política y social del Uruguay si estas personas estuvieran efectivamente al otro lado del teléfono? ¿Qué sucedería, tal como sugiere Mauricio Rosencof[3], si aquellos que figuran en la guía, y probablemente conocen el destino de muchos de los desaparecidos, hablaran?
Nosotros no podemos llamarlos, pero ellos nos llamarán por siempre sostiene Camnitzer, planteando así el compromiso que se asume cuando el pasado es apropiado desde una lectura del presente y con una mirada hacia el horizonte del porvenir. Si muchas de las lúcidas propuestas de Camnitzer plantean problemas en torno a los desfasajes y tensiones entre imagen y palabra, Memorial parece sugerir que la mejor forma de memoria es la justicia.
Florencia Battiti
1. Cabe señalar que en diciembre de 1986, durante la presidencia de Julio María Sanguinetti, se sanciona
en Uruguay la ley 18.548 de Caducidad de Pretensión Punitiva del Estado que establece la impunidad de
los delitos de violación de los derechos humanos durante la dictadura cívico-militar (1973-1985). Al año
siguiente, dicha ley fue ratificada por un referendum.
2. Andrea Giunta. “Luis Camnitzer: Políticas de representación”. En Artecontexto. Arte, cultura, nuevos
medios, Madrid, 2010, n° 27, pp. 42-52. Véase: http://www.artecontexto.com/es/ver_revista-27.html
3 Mauricio Rosencof. “La llamada”. Folleto de la exposición Memorial de Luis Camnitzer en el Museo de la Memoria de Montevideo (MUME), diciembre 2010-marzo 2011.