NO SÉ (El Templo del Sol)
NUNO RAMOS
20.09.14 - 19.10.14 / Sala PAyS
Curadora invitada: Natalia Brizuela
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Pasajes: “Mi trabajo de arte como un todo”
“No sé”. Eso les contestan a Tintín y al Capitán Haddock los habitantes del país andino –algo así como Perú– adonde han ido a buscar a su amigo, el profesor Tornasol. Secuestrado y llevado allí por los últimos descendientes de los incas, cada vez que Tintín y Haddock se cruzan con alguien –todos tienen rasgos indígenas– y le preguntan si han visto a su amigo, responden: “No sé”. Ese “No sé” es la resistencia del sujeto colonial. Esa negación es el poder del que no lo tiene: “puedes detenerme, puedes interrogarme, puedes torturarme, puedes aniquilar a mi gente, pero no me puedes hacer hablar”. La frase llega hoy, a las orillas del Río de la Plata, en forma de un eco hecho cuerpo: con esa frase podríamos pensar una larga genealogía de la resistencia y la lucha en América Latina, desde la época colonial hasta hoy, pasando por el terror de las dictaduras del siglo XX.
Unas páginas de la historieta europea Tintín sirven aquí como disparadoras de esta instalación sonora y performance, justamente por su ideología imperialista. Para Nuno Ramos filósofo-artista-escritor, Tintín no es solo el recuerdo de la infancia, sino uno de los sitios por excelencia de la lectura, del imaginario, de la exploración y, en este caso, de una activación y pasaje hacia lo político desde el arte.
“Pasaje”, “simultaneidad poética”, “latencia”, “vacilación constitutiva”, “una forma híbrida”, “mi trabajo de arte como un todo”: así describió el propio Nuno Ramos su multifacética práctica artística hace unos años. Películas, esculturas, instalaciones, cuadros, performances, músicas, escritos literarios que resuenan entre sí. Un mismo título, figura, o una misma idea que se repite, en pasajes de un medio a otro, de una materia a otra, en una producción que ha sido, desde finales de los años ochenta, necesariamente híbrida.
El arte de Nuno nunca es un único objeto, una única materia, una única vez. Todo lo que hace queda en un estado de latencia, pronto para su recuperación, su reaparición, su próxima vida. Así sucede con nuestro “No sé”: su primera presentación fue en Guatemala, a mediados del año 2014; en esta ocasión asistimos a su nueva versión, reactivada por la densidad del contexto local. La performance grabada, en algún futuro, se transformará en film y, probablemente, tenga el mismo título. A lo largo de los días, el jardín sonoro se irá transformando en un pasaje hacia la muerte.
La materia del mundo entra en el universo de Ramos como si lo hiciera en el laboratorio de un alquimista: por eso la mutación y la transformación de la materia, siempre cerca del abandono y de la muerte, son dos de los ejes centrales en su poética. Algunos de sus materiales favoritos son: cal, film, sonido, lenguaje y escritura.
Nuno, como aquellos antiguos filósofos y pseudocientíficos, investiga en sus instalaciones y en su literatura la composición material del mundo, la transmutación de la materia y también del alma.
Es la orilla o límite, el lugar donde los materiales se mezclan, se contaminan. Ese límite –que aparecerá como matriz en la obra más reciente de Nuno– es móvil: el vaivén que vuelve imposible una clara demarcación, que nunca permite fijar claramente la diferenciación entre una materia y la otra, entre un estado y otro. Ese límite es el límite de la indiferenciación que constituye hoy al campo estético. Es también, y quizás principalmente, el límite del mundo.