30.000

Nicolás Guagnini

25 columnas de acero de 4 x 0,12 m. c/u.
1999–2009

La pieza consiste en 25 prismas rectos que funcionan como soporte para el retrato del padre del artista, desaparecido en 1977. El espectador sólo podrá componer la imagen del rostro desde un único punto de vista. Al recorrer la obra, encontrará el punto óptimo desde el cual el rostro se conforma, el que desaparecerá en el mismo momento que el espectador vuelva a desplazarse.

Nicolás Guagnini (Buenos Aires, Argentina, 1966). Nicolás Guagnini nació en Buenos Aires el 7 de diciembre de 1966. A los once años, en 1977, su padre y sus tres tíos fueron secuestrados por un grupo de tareas en plena dictadura cívico-militar y, hasta el día de hoy, permanecen desaparecidos. Entre 1979 y 1986 estudió dibujo con Aída Carballo y Aurelio Macchi. Años después, asistió al taller de Roberto Aizenberg con quien, además de construir un fuerte vínculo maestro-discípulo, estrechó una profunda amistad. Entre 1988 y 1989 realizó un viaje a Perú y Bolivia para investigar el arte textil precolombino. En 1991 recibió la beca “Ciudad de México” y en 1994 el Premio Braque, otorgado por la Embajada de Francia. En 1997 se radicó en Nueva York y fundó, junto a Karin Schneider, una compañía de cine experimental Unión Gaucha Productions para colaborar con personas de diferentes disciplinas. Realizaron importantes films, entre ellos “Phantom Limb” (1997/8), “The end” (1999), “XXI vs. XXI” (2000) y “Square Times” (2001). Asimismo se desempeña como instructor on line de Media Arts. En 1998 junto a Karin Schneider expuso en la Galería Luisa Strina de San Pablo. En el 2002 presentó “Homo Ludens”, una muestra individual en la Galería Ruth Benzacar de Buenos Aires. La obra de Guagnini se mueve con ductilidad entre el universo formal y el conceptual, abarcando las artes visuales, la obra fílmica y la escritura crítica y teórica. Su producción se encuentra atravesada por un espesor semántico y análitico vinculado a lo histórico. Entre las exhibiciones colectivas de las que formó parte, se destacan las realizadas en el Instituto de Arte Contemporáneo de Filadelfia (2004), en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de San José, Costa Rica (2004), y en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires durante el 2005. Durante este mismo año participó de la exhibición colectiva que el America’s Society de Nueva York presentó sobre los 40 años de las vanguardias visuales de América. A lo largo del 2006 expuso en la Galería Elizabeth Dee en Nueva York, en el Centro Cultural Recoleta con la exposición colectiva “Desaparecidos” (Buenos Aires), y en el Sculpture Center de Long Island. Hasta mediados del 2007 su trabajo se puede ver exhibido en el Centre Cultural Suisse de Paris, y en El Museo del Barrio con la exposición “Los desaparecidos” (Nueva York). En mayo del 2005 fundó junto con otros artistas, historiadores del arte, y curadores, Orchard, una galería cooperativa en el Lower East Side. Ha publicado sus escritos en prestigiosas revistas como Art Nexus, Ramona, Trans magazine, etc. Actualmente vive y trabaja en Nueva York.

A los Derechos Humanos

León Ferrari

Varas de acero inoxidable sobre vigas de madera, 6 x 3 x 3 m.
2011

Obra concedida en comodato por la fundación augusto y león ferrari-arte y acervo.

Esta pieza creada por León Ferrari es una escultura sonora pensada por el artista como un artefacto para dibujar sonidos y crear hechos musicales, visuales y táctiles. Al ser una escultura polisensorial permite ejecutar música y realizar perfomances en torno a ella. En palabra de Ferrari: “Es posible tocar mis esculturas con las manos, con un arco de violín, como se quiera. Creo que las divisiones son muy adecuadas en botánica, donde existe una necesidad intrínseca de poner etiquetas. En arte, eso es absolutamente dispensable.”

León Ferrari (1920, Buenos Aires, Argentina – 2013, Buenos Aires, Argentina). El segundo de seis hermanos, León Ferrari nació el 3 de septiembre de 1920 en la ciudad de Buenos Aires. Hijo de Susana Celia del Pardo y Augusto Ferrari, pintor-arquitecto y fotógrafo piamontés que construyó varias iglesias en Córdoba y en Buenos Aires. Alentado por su padre, a los veinte años, León comenzó a estudiar Ingeniería Civil. Durante el curso de sus estudios conoció a Alicia Barros Castro, quien se convertiría en su esposa y compañera de por vida. Juntos tuvieron tres hijos, Marialí, Pablo y Ariel, siendo este último desaparecido durante la última dictadura cívico- militar. En 1952 Ferrari se trasladó a Roma con su familia donde comenzó a trabajar de manera autodidacta en esculturas de cerámica. Hacia fines de la década, ya de regreso en Buenos Aires, realizó tallas en madera y estructuras de alambres. En 1962 comenzó a introducir estrategias conceptuales en su obra al vincular el dibujo y la escritura. Al año siguiente, aparecen sus primeros trabajos con connotaciones políticas en la serie “Cartas a un general”, en la que sus escrituras presentan textos que por momentos pueden descifrarse y por otros resultan totalmente incomprensibles. En 1964, Vanni Scheiwiller edita en Milán el libro “Escrito en el Aire”, con poemas de Rafael Alberti y dibujos del artista. En el Premio Di Tella de 1965 Ferrari presentó “La civilización occidental y cristiana”, una pieza que articula el montaje de un Cristo de santería crucificado sobre un bombardero norteamericano utilizado durante la guerra de Vietnam. La obra fue censurada y rechazada del Premio por Jorge Romero Brest, quien argumentó que ésta podía “herir la sensibilidad religiosa del personal”. Ese año Ferrari abandona casi por completo el arte, limitándose a presentar algunas obras políticas en exposiciones colectivas: “Homenaje al Vietnam” (l966), “Tucumán arde” (1968), “Malvenido Rockefeller” (1969), entre otras. En 1966 compone el collage literario “Palabras ajenas”, un relato imaginario en el que el artista pone a dialogar a Dios con el Papa Pablo VI, Hitler y el ex presidente de los Estados Unidos, Lyndon Johnson. El texto fue posteriormente representado como una obra de teatro en el Institute of Contemporary Art de Londres (1968). Poco después del golpe cívico militar, Ferrari se exilia junto con su familia en San Pablo, donde se dedica plenamente al arte como medio de vida, abandonando su profesión de ingeniero. Durante 1976 recopiló noticias sobre la represión de la dictadura con las que realizó una serie de collages que tituló “Nosotros no sabíamos”. Ya radicado en San Pablo, se vinculó con artistas y experimentó con diversas técnicas: fotocopia, arte postal, litografía, libro de artista, entre otras. En 1980 realizó una serie de heliografías de planos y desarrolló un grupo de instrumentos musicales que utilizó en varias performances. En 1983 retoma el tema político-religioso con la serie “Relecturas de la Biblia”, compuesta por collages en los que yuxtapone imágenes provenientes de la iconografía religiosa con otras de la erótica oriental o de los medios masivos de comunicación. El efecto de la política de montaje que el artista pone en acción en este tipo de obras apunta a desenmascarar -por medio del encuentro de dos realidades ajenas en el tiempo histórico- los vínculos entre religiosidad y violencia que subyacen en el discurso bíblico. Para Ferrari “la Biblia es una antología de crueldades” y varias de las imágenes de sus collages remiten a la profunda diferencia que existe entre la concepción cristiana del pecado y la cosmovisión oriental del erotismo. En 1991 regresa a Buenos Aires y se radica con su familia definitivamente en la Argentina. En 1996 realiza las ilustraciones para el “Nunca más”, libro reeditado por el diario Página/12 en forma de fascículos, que reúne centenares de testimonios sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos por las Fuerzas Armadas entre 1976 y 1983. Hacia fines de los años 90, Ferrari inicia la serie de los “Brailles”, en la que trabaja sobre reproducciones de imágenes religiosas, eróticas o provenientes de la historia del arte (pudiendo en ocasiones ser las mismas que usara en la serie de “Relecturas del Biblia”) sobre las que escribe textos en braille que también toma de la Biblia o de escritores como Jorge Luis Borges. En 2000 expuso en el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI) “Infiernos e idolatrías”, una exposición en la que relacionaba las torturas “humanas y divinas”, provocando violentas reacciones por parte de grupos católicos. Dos años después, inició la serie de “Electronicartes”, imágenes sobre la actualidad argentina e internacional que enviaba por correo electrónico. En 2004 el Centro Cultural Recoleta organizó una importante retrospectiva de su obra curada por Andrea Giunta. La exposición provocó intensos debates y agresiones por parte de la Iglesia, siendo clausurada y reabierta posteriormente con un fallo que sentó jurisprudencia en relación al arte y a la libertad de expresión. En 2006 se lleva a cabo una muestra antológica de su obra en la Pinacoteca do Estado de São Paulo, Brasil, y simultáneamente participa como invitado especial en la Bienal de San Pablo. En 2007 recibe el León de Oro en la 52ª Exposición Internacional de Arte Bienal de Venecia, uno de los máximos galardones otorgados por el mundo del arte. En 2009 el Museum of Modern Art (MoMA) realizó una retrospectiva de su obra junto con la artista brasilera Mira Schendel que itineró al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid) y a la Fundação Iberê Camargo (Porto Alegre). En los últimos años se han realizado importantes exposiciones que ponen su trabajo en valor tanto en la Argentina como en el exterior. León Ferrari fallece en Buenos Aires el 25 de julio de 2013 a los 92 años. Sus cenizas y las de Alicia Barros Castro de Ferrari fueron arrojadas por sus familiares y allegados a las aguas del Río de la Plata en el Parque de la Memoria.

Carteles de la Memoria

Grupo de Arte Callejero (GAC)

Intervención urbana. 53 carteles viales de 2,60 m c/u. hierro galvanizado y laminado reflectivo.
1999–2010

La obra se apropia del lenguaje de las señales de tránsito y se vale del poder de síntesis de la imagen para establecer una comunicación eficaz con el espectador. Camuflados tras los códigos de señalización viale, los “carteles” proponen un recorrido por la historia argentina reciente, acompañados por un texto escrito que, a modo de anclaje de sentido, enlaza diferentes voces en torno a la problemática del terrorismo de Estado en la Argentina.

Grupo de Arte Callejero (GAC). Lorena Bossi, Vanesa Bossi, Fernanda Carrizo, Mariana Corral y Carolina Golder. El Grupo de Arte Callejero (GAC) se formó en 1997 por iniciativa de un grupo de estudiantes de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón que, al no sentirse representados por el circuito tradicional del arte, decidieron intervenir el espacio público y construir un espacio que reuniera lo artístico y lo político. Su primera acción se llevó a cabo en 1997 en apoyo al ayuno que los docentes venían realizando tras instalar la Carpa Blanca frente al Congreso Nacional, en contra del desmantelamiento de la educación pública durante la presidencia de Carlos Menem. La acción consistió en pintar murales –en total realizaron más de treinta– con imágenes de guardapolvos en blanco y negro en distintos puntos de la ciudad. El GAC hace de estas salidas furtivas un ritual y un acto lúdico. Sus integrantes visten de negro, al terminar se sacan una foto con la boca tapada y queman la pared a modo de huella. Paralelamente, el GAC participa de los escraches realizados por la agrupación H.I. J.O.S donde trabajan con señales viales indicando los domicilios de los genocidas y los sitios donde funcionaron los centros clandestinos de detención. Así, se apropiaron de la estética de la señalética vial infiltrando otros significados en el entramado urbano. A partir de entonces, sus intervenciones ocuparon la calle y visibilizaron nuevas formas de protesta y de movilización de las organizaciones sociales en el espacio público. Desde sus orígenes, el GAC se relaciona con otras organizaciones, como Organismos de Derechos Humanos, movimientos de desocupados, presos políticos y grupos de víctimas de la violencia estatal. Su trabajo a lo largo de los años incluyó ciertas pautas a cumplir en la producción grupal: la utilización de imágenes a modo de símbolos, el diálogo con otras agrupaciones, la alteración de los códigos hegemónicos de las calles, y por sobre todo el propio cuerpo involucrado en la acción. Dos grandes líneas temáticas atraviesan principalmente su trabajo, por un lado, la denuncia de los crímenes de lesa humanidad cometidos por la última dictadura cívico-militar y la genealogía del genocidio en Argentina y, por otro, la lucha contra las políticas neoliberales. Por lo general, su lenguaje se basa en la tergiversación de los códigos urbanos, considerando los aspectos locales y territoriales en su dimensión física, social y subjetiva. Su trabajo retoma saberes populares y es de carácter anónimo, generado siempre a partir de procesos colaborativos. Como colectivo, se reconocen como parte de una genealogía de prácticas artístico-políticas que tuvieron lugar en varios países de Latinoamérica en el marco de la lucha contra el imperialismo y las dictaduras en los ‘60, ‘70 y ‘80; pero también, como parte de un movimiento que llega hasta el presente y se proyecta en las futuras resistencias. Han participado en exposiciones y actos institucionales en varios países, entre los cuales cabe mencionar: la 50° Bienal de Venecia (2003); Ex Argentina, Museo Ludwig, Colonia, Alemania (2004); Cartografías Disidentes, seacex (2008-2009); Festejos del Bicentenario, Buenos Aires (mayo 2010); Panteón de los Héroes, Fundación Osde, Buenos Aires (2011); Nuevas Realidades Video-Políticas, ciudades de España y América Latina (2012-2013); Cartografías Poéticas de la Memoria, Centro Cultural Haroldo Conti, Buenos Aires (2012); Disobedient Objects, Victoria&Albert Museum, Londres (2014); Resistance Performed, Migros Museum, Zurich, Suiza (2016); Liquidación por cierre, Sala PAyS, Parque de la Memoria – Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado (2017); The Atrocity Prevention Pavillion, 58º Bienal de Venecia (2019). En 2009 publicaron el libro “Pensamientos, prácticas y acciones del GAC”, Editado por Tinta Limón y que incluye textos de Ana Longoni, Sebastián Hacher y el propio GAC.

Huaca

Germán Botero

Granito Negro Brasil Absoluto, Granito Sierra Chica, agua. 10.4 x 7.2 x 0.55 M. 
1999-2019

El nombre “huaca”, del quechua wak’a, refiere a nuestras culturas andinas, al sitio donde se realizaba el intercambio simbólico entre la vida y la muerte. Allí, acompañados de sus objetos cotidianos y rituales, los habitantes prehispánicos continuaban una existencia otra, entendida como un continuo, un diálogo permanente entre la vida y la muerte. En su acepción más frecuente, “huaca” alude específicamente a las monumentales estructuras piramidales que constituyen uno de los rasgos característicos del área andina central.

Esta escultura hace referencia a la dislocación que provoca la ausencia de un rito funerario, característica de muchos de los detenidos-desaparecidos, y a la ruptura que esta ausencia produce, no sólo de los lazos afectivos con nuestros seres queridos sino también en relación al cosmos. Así, la escultura funciona como un espacio ritual que connota nuestra relación con la tierra a la cual pertenecemos e incluye la presencia del agua como elemento de vida.

Germán Botero (1946, Frenso, Tolima, Colombia) Pintor, escultor y arquitecto, Germán Botero nació en Frenso, Tolima en 1946. Se graduó de arquitecto en la Universidad Nacional de Colombia en Medellín y  fue profesor asociado a la Facultad de Artes de la  Universidad Nacional de Colombia. Su obra escultórica temprana realizada hacia mediados de los años 70, se inscribe dentro de la corriente modernista que dominó la escena de la escultura colombiana desde la posguerra hasta los años ochenta. A mediados de los años setenta Botero comenzó a realizar construcciones con elementos lineales conformando cubos aéreos de madera o aluminio anodizado. En 1976 su obra Torre de metal mereció el Primer Premio en Escultura XXVI Salón Nacional de Artes Visuales. En Medellín sus obras más importantes están emplazadas en el Edificio El Tesoro y en el Centro Comercial del Camino Real. En 1999 gana el Concurso Internacional Parque de la Memoria, Buenos
Aires, Argentina y en el 2003 el Concurso 200 años de la Universidad de Antioquia,
patrocinado por la Alcaldía de Medellín, Colombia.
Actualmente vive y trabaja en Bogotá.

Pensar es un hecho revolucionario

Marie Orensanz

Acero corten. Dos bloques de 6 x 2 x 0,80 m c/u.
1999–2010

En el texto calado en acero se lee en el vacío y se completa con el paisaje que le sirve de fondo. La escultura –dispuesta en dos bloques contiguos- ha sido emplazada de manera que el espectador recomponga el texto en su mente y participe del proceso implícito en su significado. La pieza alude al poder de reflexión y refiere indirectamente a la censura de libros y del libre pensamiento.

Marie Orensanz (Mar del Plata, Argentina, 1936). Marie Orensanz nació en Mar del Plata el 12 de septiembre de 1936, hija de padres de origen español, francés, italiano y británico. En 1952 toda la familia se instaló en Buenos Aires. Entre 1954 y 1958, trabajó en el taller de Emilio Pettoruti, donde aprendió a estructurar la obra y utilizar el espacio. Entre 1961 y 1962 concurrió al taller de Antonio Seguí. Poco después comenzó a exhibir en distintos salones y galerías y en su obra podían observarse ciertas características del minimalismo y el conceptualismo pero con un marcado sello personal. Miembro activa de la escena artística en Buenos Aires en las décadas de 1960 y 1970, participó en las exposiciones y actividades culturales organizadas por el Instituto Torcuato Di Tella y el Centro de Arte y Comunicación (CAyC). Viajó a Europa y, en 1964, obtuvo el premio como artista extranjero en el Salón Des Femmes Peintres Sculpteurs de Paris. Regresó a Buenos Aires ese mismo año, donde se instaló temporalmente y, unos años más tarde se casó con Patrick Audras, con quien tuvo tres hijas, María, Mercedes y Rosario. Participó en importantes muestras colectivas como “Nuevas técnicas, nuevos materiales”, en el Museo Nacional de Bellas Artes en 1962 y la exposición “Arte de Sistemas”, realizada en 1971 en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, que fue una de las mayores exhibiciones internacionales de arte conceptual realizada en el país. En 1972 viajó nuevamente a Europa y se instaló con su familia en Roma. En 1973 se mudó a Milán, donde recibió el apoyo de Lea Vergine y Gillo Dorfles. Allí escribió el manifiesto EROS y concibió la frase “Pensar es un hecho revolucionario”, que inspiraría trabajos posteriores. Luego de un viaje a Carrara redactó el manifiesto del “Fragmentismo”. En sus obras exploró distintos materiales, desde el acrílico transparente, sobre el cual “dibujó” con cinta negra adhesiva, y que le permitió ganar el Premio Braque en Buenos Aires, hasta la madera, los objetos recuperados, el mármol, el cartón y el papel, y la fotografía y el video. En el año 2007 el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires realizó una muestra retrospectiva donde se pudieron ver obras nunca antes vistas en el país hasta ese momento. En el 2010 participó de la exposición Elles en el Centro Pompidou de París. En 2017 formó parte de la exposición “Mujeres radicales. Arte latinoamericano 1960-1985”, curada por Andrea Giunta y Cecilia Fajardo, que puso el foco en las prácticas experimentales de artistas mujeres. La muestra, que contó con un importante trabajo de investigación, incluyó la obra de 120 artistas y colectivos e itineró por el Hammer Museum (Los Ángeles), Brooklyn Museum (Nueva York) y la Pinacoteca de Sao Paulo, Brasil. En 2018 Orensanz fue una de los ocho galardonados con el Gran Premio a la Trayectoria del Salón Nacional. En 2019 participó en la exposición “Disrupciones” en el marco de Art Basel Cities, Miami, con su obra “Invisible” conformada por una estructura de hierro de tres metros de altura con forma de ojo de cerradura, a través de la cual los espectadores podían pasar y leer la palabra “invisible” perforada en su arco superior. Su obra integra las colecciones del Centro Pompidou de París, el Bremen Museum de Alemania, el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, entre otras destacadas instituciones nacionales e internacionales. Desarrolló una actividad artística importante en países como Alemania, Italia, Dinamarca, Venezuela, Colombia, Estados Unidos, entre otros. Desde el año 1975 radica con su familia en París, y alterna su residencia allí con la de Buenos Aires. A pesar de estar radicada en París, Orensanz se auto-define como una artista nómade.

Reconstrucción del Retrato de Pablo Míguez

Claudia Fontes

Reflejos de agua del Río de la Plata sobre acero inoxidable pulido espejo
1999–2010

La pieza fue concebida específicamente para el lugar de su emplazamiento: el Río de la Plata, donde fueron arrojadas muchas de las víctimas del terrorismo de Estado. La escultura articula los conceptos de aparición/desaparición y se basa en el retrato de un adolescente desaparecido cuando sólo tenía 14 años. La obra fue inspirada en el caso de Pablo Míguez quien, si aún viviera, tendría hoy la misma edad que la artista.

Claudia Fontes (Buenos Aires, Argentina, 1964).
Claudia Fontes nació y se formó en Buenos Aires, Argentina. Estudió Artes en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón e Historia del Arte en la Universidad de Buenos Aires. En 1994 y 1995 recibió una beca para desarrollar su práctica en el Taller de Barracas en Buenos Aires y entre 1996 y 1997 realizó una residencia como artista en la Rijksakademie van beeldende kunsten de Amsterdam,
Países Bajos, donde trabajó bajo la tutela de Richard Deacon, Michelangelo Pistoletto y Joan Jonas, entre otros.
En 1999 ganó el Concurso Internacional de Esculturas del Parque de la Memoria – Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado, con su proyecto Reconstrucción del retrato de Pablo Míguez, que se encuentra emplazado en el Río de la Plata.
Desde 1992 exhibe su trabajo, con muestras individuales en I.C.I. (Instituto de Cooperación Iberoamericana), el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA), la galería de arte Luisa Pedrouzo e Ignacio Liprandi Arte Contemporáneo.
Ha participado con su obra en la edición 2011 del parque escultórico de Frieze en Londres y en The Wordly House, en Documenta 13, Kassel, 2012.
Fontes representó a Argentina en la 57º Bienal de Venecia en 2017 con “El problema del caballo” y fue una de los siete artistas/curadores de la Bienal de Sao Paulo de 2018, donde fue convocada, no sólo para exhibir su obra sino también como curadora de una
muestra grupal dentro de la bienal.
Además de su práctica artística, Fontes ha organizado y dirigido redes de apoyo entre artistas, y ha generado espacios de pensamiento crítico, especialmente en relación a iniciativas auto-gestionadas por artistas. Entre ellas, TRAMA, plataforma de cooperación entre artistas que se convirtió en un fuerte punto de referencia para la
autogestión artística tanto a nivel local como internacional.
Su obra explora la naturaleza, la historia y la sociedad. Sus acciones, objetos e investigaciones crean un espacio poético que interpela al espectador, profundizando en los modos alternativos de percepción de la cultura.
Su trabajo forma parte de las colecciones públicas del MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires), MAMBA (Museo de Arte Moderno de Buenos Aires) y MACRO (Museo de Arte Contemporáneo de Rosario), y de colecciones privadas en Argentina y Europa.

Sin Título

Roberto Aizenberg

Bronce laminado: 3,90 x 5 x 1,70 m. Obra realizada a partir de un boceto del artista.
2003

Esta escultura fue realizada a partir de un boceto original del artista que refería a su familia. Valeria, embarazada, Martín y José, hijos de Matilde Herrera, su compañera de vida fueron desaparecidos entre 1976 y 1977. A partir de este relato individual, es posible aludir a todas las víctimas del Terrorismo de Estado. Los contornos geométricos de este retrato de grupo encierran un vacío que señala la ausencia de los cuerpos, pero, al mismo tiempo, marcan su imborrable presencia. Esta obra interactúa con el paisaje, dado que a través de las figuras aparece el Río de la Plata, destino final de muchas de las víctimas.

Roberto “Bobby” Aizenberg (1928, Federal, Entre Ríos, Argentina – 1996, Buenos Aires, Argentina). Roberto Aizenberg nació en Federal, provincia de Entre Ríos el 22 de agosto de 1928. Comenzó a dibujar desde mediados de los años cuarenta, formándose con Antonio Berni y Juan Batlle Planas, quien lo introdujo a la poética del surrealismo, en la década del cincuenta. En 1964 el Instituto Di Tella lo incluyó en la exhibición Surrealismo en la Argentina. El crítico de arte Jorge Romero Brest y el Di Tella fueron cruciales en el desarrollo de su trayectoria artística ya que, buena parte del accionar durante la década del 60, pasó por el Di Tella y sus cercanías –como la Asociación Ver y Estimar que había lanzado al pintor y dibujante en 1960–. Si el Di Tella funcionaba como institución consagratoria, Ver y Estimar era una suerte de antesala o prelanzamiento. También en 1960, Aizenberg formó parte de la Primera exposición internacional de arte moderno, en el entonces recientemente fundado Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Al año siguiente su obra fue incluida en una gran muestra de arte argentino contemporáneo, organizada en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro. Dos años después participó de la cuarta edición del Premio Nacional de Pintura Torcuato Di Tella, e integró el envío argentino a la Bienal de San Pablo. En 1969 el Centro de Artes Visuales del Instituto Di Tella organizó una exposición retrospectiva de Aizenberg –que entonces tenía sólo 40 años–, en la que se incluían obras realizadas entre 1947 y 1968: pinturas, dibujos, collages y tres esculturas en madera. A partir de entonces comenzó su proyección internacional: expuso en museos y galerías de Estados Unidos, Suiza, Gran Bretaña, Alemania, Colombia, Italia, España y Francia. Fue en París donde pasó su exilio desde 1977, ya que por el accionar del terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico – militar, los tres hijos de su compañera Matilde Herrera y sus respectivas parejas fueron secuestrados. Tanto Valeria Beláustegui, como la pareja de Martín Beláustegui, estaban embarazadas. A la fecha, todos permanecen desaparecidos. Aizenberg regresó a Buenos Aires en 1984, un año después de recuperada la democracia. Ejerció la docencia, armó un taller, y siguió participando de exposiciones nacionales e internacionales. Recibió el Premio Konex – Diploma al Mérito en 1982 y 1992. Falleció en Buenos Aires el 16 de febrero de 1996 cuando preparaba una gran exposición retrospectiva de su obra en el Museo Nacional de Bellas Artes. Aizenberg es el representante más destacado de la tendencia que oscilaba entre el surrealismo y la pintura metafísica, aunque su producción se mantuvo al margen de las corrientes imperantes conservando un lenguaje propio y sumamente singular. Su obra parece combinar racionalidad, cábala, sueño y metafísica en un clima que muchas veces evoca una engañosa serenidad. Su imagen recurrente de construcciones y monumentos aparece en un espacio sin tiempo. Su obra se encuentra incluida en las colecciones del MoMA Nueva York, The Jack S. Blanton Museum of Art, Texas; Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, entre muchas otras destacadas instituciones. La enorme gravitación de la obra de Aizenberg en el arte argentino contemporáneo quedó plasmada en la exposición que Valeria González curó en el Museo Colección Fortabat en 2013: Trascendencia/Descendencia reunió obras de Aizenberg en diálogo con producciones de artistas contemporáneos como Amadeo Azar, Cristina Schiavi, Max Gómez Canle, Daniel Joglar y Lucio Dorr entre otros.

Torres de la Memoria

Norberto Gómez

Acero corten, 7,74 x 3,68 m
1999-2012 

Esta obra forma parte de la serie Las Armas realizada por el artista a mediados de los `80, compuesta por piezas que representan diversos instrumentos de tortura o dispositivos medievales de combate. El artista acude a la imagen de una maza medieval de grandes dimensiones para aludir a la condición inmensamente vulnerable de la existencia como así también a la tortura ejercida durante las recientes dictaduras y a los símbolos del poder que anidan en toda la sociedad. De esta manera, la dinstancia histórica que la pieza establece, abre la posibilidad de trascender la época medieval para reflexionar acerca de la violencia y el abuso de poder en la actualidad.

Norberto Gómez (Buenos Aires, Argentina, 1941). Norberto Gómez nació en Buenos Aires, Argentina, el 2 de marzo de 1941. Hijo de una familia de inmigrantes españoles, de niño recibió la influencia de su padre ebanista y de su tío, luthier y guitarrista clásico. A los trece años ingresó en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano donde permaneció sólo dos años, disconforme con los métodos de enseñanza formal. Su más genuina formación técnica fue un taller de cartelería donde realizaba las grandes marquesinas de los cines de los años 60 y 70 y, más adelante, como realizador de escenografías para el cine publicitario. En sus comienzos se inclinó más por la pintura y frecuentaba los talleres de Juan Carlos Castagnino en la calle Defensa. En 1965 viajó a Europa y, en París, trabajó con Julio Le Parc, asistiéndolo en la realización de sus obras cinéticas para la Bienal de Venecia. En ese mismo viaje asistió a Antonio Berni en la tirada de sus grabados dedicados a Ramona Montiel. Luego de dos años de permanencia en Europa regresó al país y comenzó a producir obras de corte geométrico y minimalista, ligadas al concepto de “estructuras primarias”, pero en su caso éstas denotaban un cierto proceso de transformación. Al tratar las mutaciones del plano al volumen, requería por parte del espectador una observación mentalmente participativa, para completar los breves datos ofrecidos por los objetos. Una de estas piezas le valió el Premio De Ridder en 1976. Unos años después, hacia fines de los años ’70, Gómez se inclinó hacia el realismo que caracterizó el arte de la década. Sus formas se fueron ablandando y derritiendo, dando lugar a las tripas y osamentas trabajadas en resina polyester. Su producción en los años ’80 puso en escena seres monstruosos, mutilados y descarnados. Más allá de las consabidas motivaciones existenciales, este conjunto también aludía a la fragilidad del cuerpo en una época de torturas, desapariciones y muertes, desatada por el terrorismo de Estado. En 1982 recibió el premio de la Asociación Argentina de Críticos de Arte al Artista del Año. La arquitectura, presente en la escultura de Gómez de una manera u otra, fue protagonista excluyente de un conjunto de piezas realizadas entre 1983 y 1995. En el año 2016 el Museo Nacional de Bellas Artes organizó una exposición retrospectiva de sus obras. Realizó muestras individuales en el Museo Nacional de Bellas Artes, Museo de Arte Moderno, Galería Ruth Benzacar, CAyC, Fundación Osde, Museo Sívori, Museo Caraffa de Córdoba y Museo Juan B. Castagnino de Rosario, entre otros y participó de innumerables exposiciones colectivas en el país y el exterior. Entre los numerosas distinciones que le fueron otorgadas, recibió la beca Guggenheim en 1992, el Premio Leonardo a la Trayectoria del Museo Nacional de Bellas Artes en 2002, el Premio a la Trayectoria Artística del Fondo Nacional de las Artes en 2006 y el premio Konex de Platino en 2012. Su obra integra colecciones del Museo Nacional de Bellas Artes, del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, del Museo Sívori, del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (MACRO), entre otras destacadas instituciones. Actualmente, vive y trabaja en Olivos, Provincia de Buenos Aires.

Victoria

William Tucker

Hormigón blanco y piedra partida 7,60 x 6 x 1,30 m
1999–2001

El artista proyectó una forma geométrica quebrada e incompleta, que alude a las vidas truncadas de los desaparecidos. El proceso de construcción de la obra guardó una estrecha relación con su significado simbólico. Una vez seco, el hormigón, vertido en un molde excavado en el mismo sitio de su emplazamiento, fue izado verticalmente, refiriendo metafóricamente a revelar aquello que, durante la dictadura, permanecía secreto.

William Tucker (El Cairo, Egipto, 1935). William Tucker nació en El Cairo, Egipto, el 28 de febrero de 1935. De procedencia inglesa, regresó con su familia a Inglaterra en 1937, donde se crió. Al ver en 1957 la exposición “Sculpture 1850 to 1950” en Holland Park (Londres) decide dedicarse a la escultura. Ese mismo año realizó su obra, Warrior (Guerrero), una figura de arcilla de 19,5 centímetros de alto que representaba a un guerrero que inclinaba la cabeza. Después de licenciarse (1955-1958), Tucker se matriculó en la Brighton School of Art, y se cambió a la Central School of Arts & Crafts de Londres, donde aprendió a soldar. Continuó estudiando luego con su maestro y mentor Anthony Caro, en la St. Martin’s School of Art. En 1961 recibió la prestigiosa beca Lord Sainsbury Scholarship y en 1965 la Peter Stuyvesant Travel Bursary. Más tarde, se desempeñó como docente tanto en St. Martin’s como en el Goldsmiths College , y en 1968 fue elegido Gregory Fellow in Sculpture en la Universidad de Leeds, donde comenzó a impartir sus conferencias sobre escultura, que fueron publicadas primero en las revistas Studio International y Art Journal, y en 1974 se recopilaron en el libro “The language of sculpture”(El lenguaje de la escultura). En estos textos el artista exponía sus reflexiones sobre el sentido, los materiales y el vocabulario de la escultura.
En 1972 Tucker representó a Gran Bretaña en la Bienal de Venecia, con unas esculturas abstractas que ya revelaban sus intereses formales, temáticos y estéticos, y que eran como grandes dibujos en el aire, trazados con metal. En ese momento de su carrera comenzó a rechazar la esencia de la escultura narrativa, la estatuaria figurativa. Al año siguiente expuso de forma individual en la Serpentine Gallery, y en 1975 el Arts Council le encargó la curaduría de la muestra “The Condition of Sculpture” (La condición de la escultura), en la Hayward Gallery de Londres.
En 1978 Tucker se instaló en Nueva York para ejercer la docencia en la Universidad de Columbia, donde permaneció hasta 1982, y en la New York Studio School. Allí recibió la beca Guggenheim en 1981 y se adentró en un nuevo campo de realización de escultura, basado en los principios originarios de este arte: la verticalidad y el modelado. Tucker, que fue uno de los pioneros del movimiento minimalista en Gran Bretaña, representa en este momento la vuelta a la escultura figurativa desde una visión de simplicidad orgánica.
El año en que se convierte en ciudadano americano, 1986, Tucker recibió una beca del National Endowment for the Arts; en 1993 fue nombrado copresidente del Programa de Arte en el Bard College de Nueva York; y en 2010 fue galardonado con el Lifetime Achievement Award, que otorga el International Sculpture Center de Estados Unidos.
En el año 2015 expone por primera vez en España de manera individual, con la muestra titulada “Tucker: masa y figura”, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, y al año siguiente realiza otra muestra individual en el Kunst Museum Winterthut de Suiza.
Pueden encontrarse esculturas destacadas de todos sus periodos creativos en las colecciones más importantes del mundo: Tate Gallery de Londres, Guggenheim y MoMA de Nueva York, Nasher Sculpture Center de Dallas, Museum of Fine Arts de Houston y Art Gallery of New South Wales de Sydney, entre otras.

Monumento al Escape

Dennis Oppenheim

Acero, vidrio laminado y materiales varios 6 x 7 x 2,80 m
1999–2001 

Tres formas geométricas que aluden a los centros clandestinos de detención son reconfiguradas por el artista para que, en lugar de connotar encierro, expresen libertad. Así, las formas arquitectónicas se liberan de la función que les fue impuesta (operar como prisión) y se transforman en formas artísticas que carecen de función específica pero que inspiran múltiples significados.

Dennis Allan Oppenheim (1938, Electric City, Washington, Estados Unidos – 2011 Nueva York, Estados Unidos). Descendiente de inmigrantes rusos, Dennis Allan Oppenheim nació en Washington en 1938 y estudió en la Escuela de Artes y Oficios de California. En 1966 se radicó en Nueva York, donde entró en contacto con los artistas más importantes de su generación, convirtiéndose él mismo en pionero del arte conceptual y la performance. Desde sus comienzos, sus exploraciones se enfocaron en un cuestionamiento epistemológico acerca de la naturaleza del arte y su definición, tomando algunas estrategias de la poética del minimalismo para luego situarlas y ponerlas en contexto. Así, desarrolló proyectos como Estación de observación (1967) -en la que el visitante era sometido a la experiencia de mirar cómo era observado-, Posición de lectura para quemaduras de segundo grado (1970) – en la que deja un libro abierto sobre su pecho con el fin de generar una quemadura en la piel a excepción de la zona protegida– o Tentativa de alzar el infierno (1974) -en la que un muñeco se golpea incesantemente la cabeza contra una campana dorada. De esta manera, Oppenheim produjo una serie de obras seminales y de enorme intensidad en las que la violencia de nuestra época se encuentra sutilmente alegorizada. Asimismo, desde finales de los años sesenta desarrolló importantes proyectos de “land art”, una práctica conceptual en la que el paisaje es modificado artísticamente. Una de sus obras más relevantes fue “Anillos anuales” (1968), que consistió en trazar una serie de anillos concéntricos, alegóricos al crecimiento de los árboles, en una zona fronteriza entre Canadá y los Estados Unidos, aludiendo al sacrificio de la juventud norteamericana en la guerra de Vietnam y a la decisión que algunos tomaban de desertar pasándose al país vecino. Hacia fines de los años setenta Oppenheim comenzó a realizar una serie de obras que denominó «factories», construcciones de máquinas que guardan cierta semejanza con las «autodestructivas» de Jean Tinguely. Su agudo sentido del humor y su espíritu crítico lo impulsaron a plantear obras que rozaban lo inverosímil, cuestionando lo convencional, como en sus proyectos en el espacio público en los que, literalmente, construye casas boca abajo. En este sentido su polémico proyecto “Dispositivo para arrancar el mal” (1997), presenta una iglesia realizada en acero y cristal pero emplazada de manera invertida. Las obras de Oppenheim, especialmente a partir de la década de los noventa, se caracterizaron por proponer la articulación de elementos contrapuestos e incluso contradictorios, quizás una metáfora solapada de la conflictiva naturaleza de la psique contemporánea. Sus ambiciosos proyectos de arte público de destacan por la utilización de objetos cotidianos elevados a una escala monumental, incursionando de este modo en una suerte de fusión entre escultura y arquitectura que le valdría en 2007 el Premio a la Trayectoria en la Bienal de Escultura de Vancouver (Canadá). Dennis Oppenheim falleció en Nueva York, a los 72 años, víctima de un cáncer de hígado, dejando varios de sus proyectos de obra pública en proceso de ejecución.